viernes, 8 de marzo de 2024

Dueños de nada

DUEÑOS DE NADA

-Somos dueños de nada. Me dijo aquel anciano, mientras recibía de mi mano unas cuantas monedas que le di después que me pidiera algo de ayuda.

De inmediato, supe que había sembrado una duda en mi cabeza y mientras continuaba mi camino, iba pensando en aquellas palabras. Me preguntaba si realmente somos dueños de algo. En lo personal, no tengo muchas cosas materiales, porque soy de las personas que no le tiene miedo a levantar vuelo con destino a rumbos desconocidos y empezar de nuevo. Es por eso que aprendí que lo material va y viene y no es realmente importante.

Pero las personas también son pasajeras. Acostumbramos a decir: mi pareja, mi amigo o mis padres, pero incluso hasta el menos sensato sabe que no es así y que en cualquier momento también a esas personas las podemos perder. Quizá la perdida de esas personas nos llegue a doler tanto, que hasta llegamos a sentir como si arrancaran una parte de nosotros. Como si nos quitaran algo que nos pertenece. Pero no es así y deberíamos aprender, que las personas solo pertenecen a sí mismas. Aprenderíamos a soltar más fácil y a darnos el lugar que nos merecemos.

También he escuchado a personas decir, que somos dueños de lo que sentimos. Pero seguramente todos alguna vez hemos dejado de sentir algo. dejamos de sentir amor, felicidad, tristeza o incluso dolor, sea físico o emocional; Y aunque los sentimientos o emociones, como realmente se deberían llamar, es lo que deberíamos controlar como si fuesen nuestros, hay momentos que han sido los sentimientos quienes nos han controlado. En algunas ocasiones podemos llegar a perder tanto el control de nuestros sentimientos, que pareciera que son ellos nuestros dueños.

Ahora, piensa en eso que nadie puede comprar pero que todos tenemos y podemos disfrutar a nuestra manera. Si, eso mismo, ese pequeño periodo de tiempo que nos regaló Dios, el universo, la naturaleza o quien sea en lo que ustedes creen y que todos le llamamos vida. Para muchos un regalo, para otro un castigo, pero cada quien la vive a su manera y es “dueño de ella”, aunque no pueda decidir por cuanto tiempo podrá disponer de su vida, pues no decidimos cuando empieza y mucho menos cuando terminará. Puede que estemos sujetos a un destino que, así como ya nos marcaron el día en que empezamos a vivir, también esté marcado el día que llegará a su fin. Eso no lo pienso discutir, pero si puedo decir y bajo mi propia experiencia, que somos los responsables de todo lo que suceda mientras permanezcamos con vida. Cada decisión, cada acto, cada cosa que hagamos o dejemos de hacer, nos irá trazando el camino por el que vamos a transitar y de nosotros mismos depende hasta donde queremos llegar. Ahora bien, hay momentos en nuestra vida en que las decisiones de los demás nos hicieron cambiar el rumbo, quizá cortaron sueños o incluso apagaron vidas. Lastimosamente eso sucede muy a menudo, pero si seguimos en pie, es porque aún podemos seguir avanzando hacía donde queremos.

Tal vez seamos dueños de algo: ¿han escuchado decir que el conocimiento es poder? Pues quizá es lo único que podemos adquirir, mantener e incluso llevarnos ese conocimiento a la tumba y nadie nos lo podrá quitar. Pero no serviría de nada si no lo compartimos, si no estamos dispuestos a utilizar ese conocimiento para ayudar a los demás, seríamos dueños de nada. Porque eso será lo que quede cuando nuestra vida se acabe.

Y a pesar de que no somos dueños de nada. Somos responsables de todo. De nuestros actos, de nuestras palabras y decisiones. No podemos ir por la vida culpando a los demás de lo bueno o lo malo que nos pasa. Como ya lo había dicho antes; si lo pensamos bien, cada situación es causa de una acción o decisión del pasado. La traición es la consecuencia de nuestra confianza ciega puesta en alguien que sabemos que puede fallar. Todo aquel que tenga la capacidad de ser consciente, puede en algún momento tomar una decisión que falle a su compromiso y en ese momento se pueden romper muchas cosas. Empezando por la confianza, hasta un corazón o incluso un espíritu.

Muchos dicen que errar es de humanos. Pero yo pienso que es solo una excusa para no aceptar la responsabilidad de sus actos. Los errores se los podemos dejar a las maquinas, que se supone están programadas para hacer un trabajo en específico. Pero cuando los humanos se equivocan, solamente es una falla. Fallaron sus planes, no salieron como lo habían previsto o simplemente no lo planearon bien. 

Al final concluí que, tal vez no seamos dueños de nada, pero podemos disfrutar lo poco que tenemos y sacarle el máximo provecho. Para que estar tristes, amargados o enojados, si sabemos que eso solo nos está robando tiempo. Tiempo que podemos aprovechar para compartir con un amigo, con la pareja, con nuestros padres, familia o con nosotros mismos. Deberíamos recordar que en cualquier momento los podemos perder o ellos nos perderán. Deberíamos aprender a ser felices. Que no debemos confundir los pequeños momentos de alegría, con la verdadera felicidad. Conocernos mejor, aprender a identificar lo que estamos haciendo mal y tratar de mejorar cada día. Que la única persona que nos puede hacer daño y lastimar nuestros sentimientos, somos nosotros mismos. Muchas veces hay que tomar decisiones difíciles y que nos dejan heridas que duelen tanto, que parece que nunca van a sanar, pero sabemos que es la mejor solución para poder tener paz y no seguir fracturando nuestra felicidad. Que la vida no es un regalo, pero si aprendemos a apreciarla, le encontraremos el sentido y así poder vivir en armonía con ella, hasta el día en que tengamos que entregarla de vuelta.

Pero, sobre todo, que nos falta mucho por aprender, por disfrutar, por sufrir y por vivir. Espero que me alcance la vida para lograr lo que me propuse. Se que he tenido que aplazar muchas cosas, cambiar los planes, desviar mi camino y perder personas que nunca tuve, pero trato de vivir el día a día y no dejar pendientes, por si mañana no estoy en este mundo.

 

Piensa bien lo que harás con este momento, pues es lo único que tienes, de ti depende que mañana cuando lo recuerdes, sonrías o lo lamentes.

 

By: Yackley 

sábado, 29 de julio de 2023

Otro escalón

 


 

- ¿Y extrañas a tu gente y a tu tierra? -No, no los extraño. Realmente no soy de las personas que extrañan. Eso lo aprendí durante la media vida que he pasado viviendo y sobreviviendo solo. Pero los recuerdo y llevaré en mi memoria por siempre a todos y cada una de las personas que se han cruzado en mi camino, como también espero haber hecho las cosas bien y haber dejado algún buen recuerdo en sus memorias. Llevo plasmado cada momento desde que tengo uso de razón. Hasta ahora no sé si poder recordar todo con lujo de detalle es una bendición o una maldición, pues, así como llevo recuerdos de momentos buenos que me hicieron feliz y me hacen sonreír al traerlos al presente. También tengo la capacidad de revivir esos momentos que dolieron y de los que aún permanece parte de la huella de lo que alguna vez fue un desastre.

Pero bueno, al final cada uno de esos desastres o tormentas, fueron los que me llevaron hasta dónde hoy me encuentro. Aprendí de cada situación, haya sido buena o mala. Entendí que no existen los amigos, pero que en este camino lleno de obstáculos al que llamamos vida, nos encontramos personas con las que podemos conectar de una manera única e impresionante y esa conexión solo se rompería con la partida de este plano terrenal. 

Al final no importa lo mucho que hayamos avanzado, sino la huella que dejamos atrás con cada uno de los pasos que dimos. No considero que haya hecho las cosas perfectas y menos todo lo que quería, pero estoy tranquilo, porque a pesar de los errores y fracasos, siempre hice lo que quise y lo hice a mi manera.

Sin embargo, quería más. Y no mas de lo que la mayoría quiere, porque realmente tenia todo en el lugar en donde estaba. Tenía a mi familia, que la podía visitar muy seguido y compartir con ellos un tiempo, esas son las cosas que no tienen precio en este mundo. Mis amigos, que, aunque eran pocos, siempre podía encontrar una amistad sincera en cada uno de ellos y afortunadamente he tenido la capacidad de identificar quienes son sinceros y quienes no. Tampoco puedo decir que yo haya sido cien por ciento sincero, pero siempre traté de serlo y sobre todo evité al máximo hacerles daño, fuesen o no mis amigos. Siempre trato de evitar al máximo lastimar a lo demás.

Pero estaba perdido, porque mis sueños no se estaban realizando y a pesar de que trabajaba por ellos y sacrificaba lo más valioso que tenía que era mi tiempo, no veía el avance que esperaba y además sentía que me había estancado. No se puede avanzar si no se está dispuesto a dejar atrás lo que te detiene y poder salir del lodo en el que nos estamos ahogando. El tiempo ya no regresa y los sueños se alejan con él, si no estamos trabajando para conseguirlos.

Así que decidí dar el siguiente paso y subir el otro escalón. La vida es una escalera y siempre será más difícil subir. Pero todos somos las decisiones que tomamos y aunque nos hayan hecho creer que nuestro destino ya está escrito, todo por lo que pasamos son las consecuencias de nuestras acciones, eso es lo que nos hace seres humanos libres.

Dejé todo atrás y empaqué solo lo necesario, que son mis sueños y mis ganas de poder completarlos para ayudar a los míos y a los que han creído en mí.

Y aquí estoy, viviendo un día a la vez, pero planeando el resto de mi vida. No hay arrepentimiento ni vuelta atrás, solo queda seguir con la mirada en alto y enfocado en lo que quiero y necesito.

Estaré agradecido siempre con todas personas buenas que he conocido a lo largo de mi camino. También con los que trataron de hacerme daño, porque de cada uno aprendí y eso me a servido para ir más precavido por la vida. Quiero que sepan que sigo siendo el mismo, solo que con miles de kilómetros de distancia y siete horas de diferencia de horario. Ya no puedo escucharlos y verlos cara a cara, pero si tengo la capacidad de ayudar en algo que necesiten, pueden estar seguros que lo haré. Tampoco crean que los he olvidado, solo estoy más enfocado en mis metas y quizá eso me deje cada vez menos tiempo y mantenga y mente ocupada. Pero estoy seguro que de allá también se pueden enviar mensajes o hacer llamadas.

Do cosas en la vida me inspiran a escribir, son la soledad y el amor, pero amor siempre he tenido y tendré. Quizá hoy no estoy muy inspirado, pero hace mucho que no lo hago y es esta la única manera de sentirme acompañado. Seguiré contando esta experiencia desde mi perspectiva. Pero será en un siguiente blog, porque para cumplir los sueños se debe trabajar mucho y también hay que dormir bien para levantarse al siguiente día a seguir luchando por eso que queremos.

Escribo como si alguien fuese a leerme, si fue así, solo puedo decir gracias y que ojalá un día me puedan leer miles.

Os quiero

*Los quiero

 

Yk.

martes, 6 de septiembre de 2022

ENCONTRARSE

 


No es miedo de perderte, porque si algo tengo claro, es que solo te habré perdido el día que de mi memoria se borren los recuerdos de lo que pasamos juntos. Y eso para mí es prácticamente imposible, porque siempre recordaré lo bien que me hacías sentir con tu forma de ser, con tus atenciones, las locuras a las que me seguías y a las que yo te seguía, solo para verte feliz o, para verme feliz. Pero lo mejor de todo, es que siempre fue sano, fue bonito y sin exagerar, fue el tiempo que pasé contigo, uno de los mejores momentos de mi vida.

Soy de pocos amigos, de confiar poco y bueno… también de pocas palabras y me disculpo por eso, aunque creas que siempre supe y tuve algo para decirte, créeme que siempre quise decir más, solo que tenía miedo de decir algo que no quisieras escuchar o que pudiese lastimar tu bondad, aunque esa misma bondad y la persona que sé que eres, me da la seguridad de que me perdonarás, si es que en algún momento hice algo que causara daño. Por supuesto, yo siempre intenté e incluso intentaré no hacerlo.

Hoy te vas, es una despedida y no sabré si tendrá reencuentro. Me he despedido de personas que quiero, varias veces en la vida. Y en cada una de esas despedidas me sentí triste o pude sentir alegría. Pero jamás había tenido sentimientos encontrados. Porque aunque sé que vas persiguiendo un sueño que para ti es muy grande y que si logras conseguirlo, tu vida dará un giro total y será quizá como siempre la soñaste. Eres la persona más valiente que conozco, porque a pesar de todo lo que has pasado, sigues adelante y persigues tus sueños sin descanso, te preocupas por los que quieres y amas, lo haces sin condiciones y a pesar de que te hayan fallado o decepcionado, tú sigues creyendo y lo sigues intentando. Incluso vi como alguna vez te rendiste, y como fuiste capaz de levantarte de nuevo y seguir. Ahora estás dando uno de los pasos más importantes de tu vida y aunque cada paso te aleje más de donde estoy, te acompañaré en cada uno de ellos con mis buenos deseos, mis oraciones y estaré feliz de cada logro que alcances.

Como dije antes, soy de pocas palabras, pero soy de muchas letras cuando tengo frente a mí un teclado o un papel y lápiz. Creo que lo habías notado. Por eso quise escribirte un poco ahora que ya diste inicio a tu camino, rumbo a uno de tus más grandes sueños. Quiero que te vayas sabiendo que en mi memoria siempre estarán lo recuerdos de todos aquellos momentos en que reíamos y cantábamos como locos, sin importar lo que la gente pudiera pensar. Que a pesar de tener que escondernos para poder hacer muchas de las cosas que queríamos, en realidad nunca nos escondimos, solo tuvimos cuidado. Que si en algún momento piensas en rendirte, no está mal, solo recuerda cuantas veces lo hiciste o estuviste a punto de hacerlo, pero aquí sigues, avanzando aun. Creo en ti, confío en ti y te quiero. Lograste impactar una parte importante de mi vida y siempre me gustó como eras conmigo, aunque me gustaba más quién era yo, cuando estaba contigo y aunque en algún momento haya hecho algo que te hizo sentir mal. No trataré de remediarlo, solo pediré que trates de entenderme y perdonarme.

Te seguiría escribiendo. Pero espero verte de nuevo algún día, entonces te diré aquello que hoy no soy capaz de decirte o escribirte. Solo te desearé mucha suerte y que Dios te bendiga y te cuide en cada uno de tus pasos, durante el camino y después de llegar a tu destino.

Recuerda, no es miedo de perderte porque te vas, aunque sé que es alto el riesgo que corres. Es miedo de que si te quedas, te pierdas. Y aunque sé que te encontraría, debes saber, que lo importante siempre será encontrarse uno mismo.

By: YACKLEY

¿Someterse o morir?



¿Será que estamos en un país, en donde el costo de defender la vida y nuestros derechos es la muerte?

Eso parece, porque ya pasó un mes, desde que el pueblo se levantó en una sola voz. Porque se cansó de tanto abuso, abandono y maltrato por parte del estado.

Pero, ¿que estamos haciendo para que esto no siga sucediendo? Parece que a este país no le importara lo que está pasando, o tendría que decir, a la mitad de este país. Porque empezamos a ver movilizaciones y protestas de todo tipo en algunas ciudades y municipios. ¿Pero dónde está el resto? Esos que dicen ser “unidos por un país”, los mismos que proclaman su amor por Colombia cuando nuestra selección juega un partido de futbol y lo gana, es cierto, nos traen un momento de alegría y nos une sin importar las diferencias, también sentimos juntos el dolor y la tristeza cuando pierde o salen eliminados de un campeonato mundial o continental, pero ¿por qué no sentimos el mismo dolor cuando asesinan a nuestros compatriotas inocentes? ¿por qué no nos unimos en un solo sentimiento, para exigir garantías y tratar de parar tantas muertes? Porque mientras nosotros sentimos tristeza  por  perder un partido, muchos se sienten tristes por perder a un ser querido, pero quienes seguimos luchando para ver un cambio, jamás perderemos la esperanza de ver un país mejor, un país en paz.

Solo pido que nos unamos como país y empecemos a exigir nuestros derechos, si usted alguna vez a sentido que de parte del gobierno le han violado sus derechos, es momento de salir a reclamarlos. Porque nos están quitando el derecho más importante de todos, el derecho a la vida, también el derecho a expresarnos libremente y como si fuera poco, el derecho a defender a los demás.

Qué tan justo puede ser perder la vida tratando de detener las injusticias, cuando la justicia no llega para aquellos que la cometen.

By: Yackley 


viernes, 25 de septiembre de 2020

¿Cómo salir?

 


Una vez caminaba por el desierto, bajo la incandescente luz del sol, estaba solo y no llevaba provisiones. Luego me di cuenta de que más personas caminaban a mi lado, pareciera que se encontraban en las mismas condiciones que yo. A pesar de que todos caminábamos por el mismo desierto y en la misma dirección, íbamos solos, todos avanzábamos con la mirada al frente, esperando observar pronto la salida de aquella desértica travesía, pero nadie se preocupaba por ayudar al compañero de viaje, y aunque no era una competencia, todos querían llegar en primer lugar. Después de un largo rato caminando, estaba realmente agotado y sentía que no podía continuar, así que decidí detenerme para tratar de tomar un poco de aire y mientras descansaba, empecé a observar a mi alrededor y, ¡vaya! que me he llevado una sorpresa. Me di cuenta, de que todos habíamos estado caminando en círculos durante todo ese tiempo y que en nuestra desesperación por salir de ahí, estábamos creando un cráter en arenas movedizas, en donde nos hundíamos sin darnos cuenta. Entonces me levanté e intenté alzar la voz, para hacerle saber a los demás lo que estaba sucediendo, pero nadie me escuchaba y a pesar de que algunos hablaban, yo no podía escucharlos o no los entendía, parecía que hablasen en un lenguaje desconocido. Entonces abordé a un anciano que me observaba detenidamente y en silencio, mientras yo trataba de hacerme escuchar. Analizándolo bien, parecía tener mucha experiencia y tiempo en ese lugar. Así que le pregunté, ¿por qué él estaba ahí ?

-porque quiero. Me respondió. E inmediatamente pedí una explicación

-si. Me dijo. Conozco la salida, la descubrí hace mucho tiempo, pero no pude irme, creo que de una u otra manera me acostumbré a este lugar y ya no quise marcharme jamás.

- ¿y por qué no ayudas a las personas que están aquí y quieren salir?

- lo he intentado. Me respondió pacientemente. -pero la mayoría no se quieren ir, porque cada persona que está aquí, puede encontrar la salida por sí mismo. Y para que yo pueda ayudarles, deben querer salir                                                                                   -yo quiero salir. Dije…  

…-puedes hacerlo cuando lo desees, pero…

-Debo querer hacerlo, lo sé, acaba de mencionar eso. Me apresuré a responder.

-Tranquilo muchacho. Me dijo, - eso lo tienes claro, pero hay algo aún más importante que debes tener en cuenta. Más importante que querer salir, pensé y lo dije en voz baja, casi inaudible. Pero el anciano parecía haberme escuchado, a lo que respondió.

-Si, además de querer salir, debes tener en cuenta, de que cuando salgas, no quieras volver a entrar aquí, o más bien, debes tener cuidado de no caer en el error que te hizo bajar hasta aquí.

- ¿Es que estamos abajo?, pregunté de inmediato.

-Eres muy observador y eso está bien, también me gusta observar y vi que intentabas ayudar a los demás. En el tiempo que llevo en este lugar, muy pocos han hecho eso, y los que lo intentaron, terminaron siendo arrastrados por los que no querían salir. Y eme aquí, yo soy uno de ellos.

- ¿pero, ¿Cómo salgo de aquí? Insistí nuevamente.

-No te desesperes, que la desesperación es la que mantiene a muchos en este lugar, todos buscan una salida, avanzan y cuando parece que ya están punto de lograrlo, se confían y son arrastrados de nuevo al punto de partida, incluso algunos, solo han resbalado y se regresan en picada. El golpe que sufren por la caída libre, los azota tan fuerte, que tardan mucho tiempo en volver a intentarlo o incluso ni lo vuelven a hacer.

Yo seguía ansioso, esperando el momento en que aquel tranquilo y sereno anciano, me enseñara la salida. Así que, mientras el hacía una pausa y se recostaba sobre una palmera seca y antigua, yo me alejé un poco y empecé a buscar esa escalera que me sacaría de allí. Pues recordaba que me había dicho que estábamos abajo. Pero no logré ver nada más que arena, la luz del sol y unas cuantas rocas.

Decidí volver al anciano y esperar pacientemente a que me dijera lo que quería escuchar y luego salir de ahí lo más pronto posible.

Muy tranquilo, me sonrió cuando vio que yo me acercaba impaciente hacia donde él reposaba. Le comenté que no había logrado ver escalera alguna. Pero deduje que tal vez era invisible y solo lograría verla cuando el anciano me lo dijera. Quizá existía algún truco secreto que debería aprender primero y luego si poder salir, pero imaginaba que eso tomaría demasiado tiempo y para entonces ya estaría acostumbrado a ese lugar. Y qué tal si aquel amable y carismático anciano, solo era un embaucador, y lo único que estaba haciendo, era entretenerme, para que no encontrase la salida, mientras le tomaba gusto a estar ahí.

-Me enseña la salida ahora, o lo tomaré como un mentiroso. Le dije, con un tono un poco airado.

-Está bien. Respondió muy sereno, mientras yo me desesperaba cada vez más.

-Le voy a dar una pista. Si, estamos abajo, pero para salir de aquí, no necesitamos subir.

Yo pensé, eso no tiene lógica, pero el anciano se veía seguro y convencido de lo que decía, entonces decidí creer. Y para no quedarme con la duda, volví y pregunté.

-Si, no necesitamos subir para salir de aquí, ¿entonces qué necesitamos?

-Solo tenemos que levantarnos.

-pero si ya estamos de pie. Contesté, al escuchar las palabras de aquel anciano, que me parecían un poco ilógicas.

-Eso no es suficiente, muchas veces estamos de pie e incluso creemos que estamos avanzando, pero en tu corazón y en tu mente aun sigues tirado en aquel lodazal en el que resbalaste y caíste. Así que el primer lugar en donde tenemos que levantarnos, es en nuestro corazón. Cuando sientas que realmente quieres salir de este lugar, entonces ya pasaremos a tu mente. Ahí debes de convencerte a ti mismo de luchar con todas tus fuerzas para poder salir y cuando ya sientas que estás realmente listo para salir…

-Ya sé, saldré, así que eso era todo, es demasiado fácil, pensé. Pues yo sentía que quería salir de ahí y no hacía más que pensar en eso.

-No, no saldrás entonces, dijo, interrumpiendo mis pensamientos.

Yo ya empezaba a impacientarme un poco y la ira se me notaba levemente en el rostro.

Entonces, con la serenidad que lo caracterizaba, me dijo.

-Lo primero que debes tener para poder salir, es paciencia. Pero puedes estar seguro de que lo harás en cualquier momento, el tiempo que te lleve, depende de ti.

-Está bien, seré paciente y cumpliré a pie de la letra sus instrucciones.

-Va a ser difícil, no lo niego, va doler más de lo que te imaginas y hasta llegarás a sentir que el corazón se parte en mil pedazos y que te carcome el alma lentamente;

Primero: tienes que perdonar, a quien te haya lastimado, de manera directa o indirecta. Pero deberás descubrir antes, que no seas tú mismo quien se está lastimando y causando ese dolor. Es muy común que a veces le echemos la culpa a los demás, por el dolor que sufrimos, sin saber que somos nosotros los causantes de ello o, que podemos evitarlo sí nuestro propósito es superar cualquier dolor en nuestro interior. Entonces, por favor perdónate a ti primero y cuando lo hayas hecho de corazón, te vas a dar cuenta de que las personas que supuestamente te hicieron daño, no tienen la capacidad de tan siquiera causar el más mínimo sufrimiento y que cualquier dolor en nuestra alma o en nuestro corazón, por más mortal que parezca, al final lo podemos superar e incluso en algún momento llegaremos al punto de olvidar.

Y, una mañana, cuando te levantes y te mires al espejo, vas a sonreír, y será la sonrisa más hermosa que hayas visto, porque tu corazón, tu alma y tu espíritu van a sonreír contigo. Ahí te vas a dar cuenta de que ya nada te duele, que la felicidad ha vuelto a ser completamente tuya y que no necesitabas a nadie para recuperarla. Vas a sonreír, porque entenderás que todas esas noches que llorabas a solas y los días que llorabas por dentro, mientras le enseñabas al mundo una sonrisa fingida, para hacerle creer que estabas bien, tal vez valieron la pena, o tal vez no. Pero ahora son parte del pasado y solo te ayudarán a recordar, porqué debes ser feliz.

Y cuando todo eso pase, sin darte cuenta, ya te habrás levantado y salido de aquí.

-Perdón, pero nunca pregunté su nombre. ¿Podría decirme cuál es?

-He tenido muchos nombres a lo largo de mi existencia, pero la mayoría de las personas me llaman: CONCIENCIA.

miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Qué somos?





Hoy alguien me hizo esta pregunta ¿Qué somos, sí vivimos en este planeta y no estamos haciendo lo que nos gusta, lo que queremos o lo que soñamos?...
Tuve que analizar durante un buen rato y al final decidí que, para responder a ese interrogatorio tendría que responder por partes. Así que, para responder la primera parte me hice la misma pregunta, ¿Qué somos? O mejor, ¿Quiénes somos? Porque estoy casi seguro de que cada quien conoce la respuesta a ¿Qué o cómo somos? Pues sabemos que somos seres humanos y que, a pesar de nuestros comportamientos o acciones, nadie nos podrá retirar ese título, excepto la muerte. También sabemos como somos, porque a pesar de pertenecer a una misma especie, somos tan diferentes uno del otro, más, sin embargo, todos tenemos las mismas capacidades (exceptuando casos especiales) y los mismos sentimientos. Y es precisamente eso lo que nos permite diferenciarnos de los demás. Pues, de como utilicemos nuestras habilidades o, que sentimientos predominen, será la definición de cómo somos.
¿Pero alguna vez nos hemos hecho esa pregunta? - ¿Quiénes somos? -para mí, (y esto nos lleva directamente a las otras partes) deberíamos ser exactamente eso. Eso que soñamos, queremos, nos gusta o disfrutamos. Esa razón por la que nos levantamos sonrientes cada mañana, y por la que llegamos a casa con la misma sonrisa. Deberíamos ser esa persona en la que nos convertimos, cuando nos enamoramos por primera vez, cuando parecía que el resto del mundo dejaba de existir y se juntaban dos corazones, siendo uno solo. Y que tal ese recuerdo de cunado éramos pequeños y nuestro padre nos enseñaba a jugar a la pelota y, si llegábamos a caer y tal vez rasparnos una rodilla, solo decía -levántate que tienes que ser un hombre fuerte por el resto de tu vida, pero nuestra madre venia al rescate, siempre consintiéndonos con la delicadeza que solo ellas pueden tener. O aquellas madres que tuvieron que hacer el doble turno, pero jamás se cansaron, solo para vernos crecer felices.
Entonces te pregunto - ¿eres en este momento, lo que querías ser de pequeño? Tal vez soñabas con tener la profesión de tu vida, poder ser un gran artista o viajar por el mundo conociendo sus maravillas. Pero crecimos, y muchos de nosotros dejamos que la sociedad nos definiera, algunos porque no tuvimos la fe suficiente, dejamos de creer como cuando éramos niños. Otros simplemente, tuvimos que adaptarnos a la economía existente y conformarnos con lo que nos tocó.
Pero a pesar de todo eso se quién soy, sigo trabajando por mis sueños y jamás pensaré en abandonarlos, tengo claro cuales son mis capacidades, que sentimientos quiero dejar fluir y, sobre todo, que tanto puedo amar, y eso es lo que me define hoy. Así que la respuesta es: soy mi pasado, mi presente y lo que quiero para mi futuro, soy mis triunfos, mis fracasos y lo que aprendí de ellos. Soy el recuerdo de mis padres y lo que aun me falta hacer por ellos, pero sobe todo, soy lo que siempre quise, aunque no viva de la forma en que hubiese querido.

-Creo que la vida misma es un sueño, y despertamos cuando morimos. Así que hagamos que ese sueño sea como nos habría gustado que fuese al despertar.

Yackley.

martes, 4 de febrero de 2020

Todo por una sonrisa



Y te vi...
Justo cuando un rayo de luz, que como daga afilada se abría paso entre la oscuridad, esa que no dejaba ver tu rostro resplandeciente y tu sonrisa única. Sonrisa que me sorprendió y más cuando chocó con la mía y desde entonces empezaron a cruzarse con la misma libertad e intensidad con la que el viento se cruza por la montaña. Pero no era química lo que había entre nosotros, tampoco era solo atracción de momento, pues, aunque te veías hermosa, mis ojos se fijaron un poco más allá, o tal vez te miré con los ojos del alma. Creo que te pasó lo mismo, lo sé, porque tus ojos no dejaban de buscar lo míos, mientras los míos brillaban y no era precisamente por la iluminación del lugar en donde nos encontrábamos, fue tu energía que activó la mía e hizo que sintiera más ganas de vivir, como jamás había sentido. Pero no solo quería vivir. Quería vivir contemplando tu sonrisa por el resto de mis días, mientras bailamos la canción que nos gusta a los dos, y que ya la hicimos tuya y mía. Quería escribir todos los poemas que una vez imaginé y dedicarte uno cada día. Yo sabía que para eso tal vez iba tardar un siglo. Porque desde aquella vez, mi cuaderno de notas a tenido que trabajar horas extras y el lápiz que se había mantenido intacto por mucho tiempo, ya está llegando al final de su vida. Pero ambos me han confesado estar orgullosos de su trabajo. Mi cuaderno, porque jamás había llevado en sus hojas tanta poesía, y el lápiz, porque cumplió con su objetivo para el que fue hecho, crear algo maravilloso. Pero aparte de las maravillas que llevaban o que habían escrito, sabían que existía un ser aún más maravilloso y que era la inspiración de mis poemas. Que después de haber sido mis compañeros ausentes durante mucho tiempo. Ahora eran mis confidentes, los que guardaban mis secretos. Secretos que a veces me gustaría gritar a los 4 vientos. Pero que no lo hago por temor a que alguno de estos vientos se los lleve y que jamás lleguen a su destino. Es por eso que prefiero plasmar lo que siento y si algún día tuviese la oportunidad, plasmaría en tu piel cada poema creado para ti, pero lo haría en mi propio lenguaje, lenguaje que también te enseñaría. Así solo tu y yo los podríamos leer y sería nuestro secreto.
Pero claro, solo te vi una vez y ya imaginé todo esto. Temo que cuando te vuelva a ver, Neruda desde el más allá empiece a dudar de sus escritos, porque tengo la impresión de que ser poeta será mi profesión, si tan solo pudiera verte de nuevo y bailar una vez más contigo, todo sería perfecto y no necesariamente tendría que haber música, pues bailaríamos al ritmo de nuestros corazones. Estoy seguro de que el mío tocaría una sinfonía en el momento que te vea y te daría un concierto de besos... ¿O de versos? Creo que debería dejar hasta aquí, porque quizá nunca me leas y sea otro fragmento más, olvidado en mi libro de recuerdos inolvidables. Haré puntos suspensivos...

Pd. No seguiré escribiendo, a menos que sea contigo.

By: Yackley
For: D.A