viernes, 25 de septiembre de 2020

¿Cómo salir?

 


Una vez caminaba por el desierto, bajo la incandescente luz del sol, estaba solo y no llevaba provisiones. Luego me di cuenta de que más personas caminaban a mi lado, pareciera que se encontraban en las mismas condiciones que yo. A pesar de que todos caminábamos por el mismo desierto y en la misma dirección, íbamos solos, todos avanzábamos con la mirada al frente, esperando observar pronto la salida de aquella desértica travesía, pero nadie se preocupaba por ayudar al compañero de viaje, y aunque no era una competencia, todos querían llegar en primer lugar. Después de un largo rato caminando, estaba realmente agotado y sentía que no podía continuar, así que decidí detenerme para tratar de tomar un poco de aire y mientras descansaba, empecé a observar a mi alrededor y, ¡vaya! que me he llevado una sorpresa. Me di cuenta, de que todos habíamos estado caminando en círculos durante todo ese tiempo y que en nuestra desesperación por salir de ahí, estábamos creando un cráter en arenas movedizas, en donde nos hundíamos sin darnos cuenta. Entonces me levanté e intenté alzar la voz, para hacerle saber a los demás lo que estaba sucediendo, pero nadie me escuchaba y a pesar de que algunos hablaban, yo no podía escucharlos o no los entendía, parecía que hablasen en un lenguaje desconocido. Entonces abordé a un anciano que me observaba detenidamente y en silencio, mientras yo trataba de hacerme escuchar. Analizándolo bien, parecía tener mucha experiencia y tiempo en ese lugar. Así que le pregunté, ¿por qué él estaba ahí ?

-porque quiero. Me respondió. E inmediatamente pedí una explicación

-si. Me dijo. Conozco la salida, la descubrí hace mucho tiempo, pero no pude irme, creo que de una u otra manera me acostumbré a este lugar y ya no quise marcharme jamás.

- ¿y por qué no ayudas a las personas que están aquí y quieren salir?

- lo he intentado. Me respondió pacientemente. -pero la mayoría no se quieren ir, porque cada persona que está aquí, puede encontrar la salida por sí mismo. Y para que yo pueda ayudarles, deben querer salir                                                                                   -yo quiero salir. Dije…  

…-puedes hacerlo cuando lo desees, pero…

-Debo querer hacerlo, lo sé, acaba de mencionar eso. Me apresuré a responder.

-Tranquilo muchacho. Me dijo, - eso lo tienes claro, pero hay algo aún más importante que debes tener en cuenta. Más importante que querer salir, pensé y lo dije en voz baja, casi inaudible. Pero el anciano parecía haberme escuchado, a lo que respondió.

-Si, además de querer salir, debes tener en cuenta, de que cuando salgas, no quieras volver a entrar aquí, o más bien, debes tener cuidado de no caer en el error que te hizo bajar hasta aquí.

- ¿Es que estamos abajo?, pregunté de inmediato.

-Eres muy observador y eso está bien, también me gusta observar y vi que intentabas ayudar a los demás. En el tiempo que llevo en este lugar, muy pocos han hecho eso, y los que lo intentaron, terminaron siendo arrastrados por los que no querían salir. Y eme aquí, yo soy uno de ellos.

- ¿pero, ¿Cómo salgo de aquí? Insistí nuevamente.

-No te desesperes, que la desesperación es la que mantiene a muchos en este lugar, todos buscan una salida, avanzan y cuando parece que ya están punto de lograrlo, se confían y son arrastrados de nuevo al punto de partida, incluso algunos, solo han resbalado y se regresan en picada. El golpe que sufren por la caída libre, los azota tan fuerte, que tardan mucho tiempo en volver a intentarlo o incluso ni lo vuelven a hacer.

Yo seguía ansioso, esperando el momento en que aquel tranquilo y sereno anciano, me enseñara la salida. Así que, mientras el hacía una pausa y se recostaba sobre una palmera seca y antigua, yo me alejé un poco y empecé a buscar esa escalera que me sacaría de allí. Pues recordaba que me había dicho que estábamos abajo. Pero no logré ver nada más que arena, la luz del sol y unas cuantas rocas.

Decidí volver al anciano y esperar pacientemente a que me dijera lo que quería escuchar y luego salir de ahí lo más pronto posible.

Muy tranquilo, me sonrió cuando vio que yo me acercaba impaciente hacia donde él reposaba. Le comenté que no había logrado ver escalera alguna. Pero deduje que tal vez era invisible y solo lograría verla cuando el anciano me lo dijera. Quizá existía algún truco secreto que debería aprender primero y luego si poder salir, pero imaginaba que eso tomaría demasiado tiempo y para entonces ya estaría acostumbrado a ese lugar. Y qué tal si aquel amable y carismático anciano, solo era un embaucador, y lo único que estaba haciendo, era entretenerme, para que no encontrase la salida, mientras le tomaba gusto a estar ahí.

-Me enseña la salida ahora, o lo tomaré como un mentiroso. Le dije, con un tono un poco airado.

-Está bien. Respondió muy sereno, mientras yo me desesperaba cada vez más.

-Le voy a dar una pista. Si, estamos abajo, pero para salir de aquí, no necesitamos subir.

Yo pensé, eso no tiene lógica, pero el anciano se veía seguro y convencido de lo que decía, entonces decidí creer. Y para no quedarme con la duda, volví y pregunté.

-Si, no necesitamos subir para salir de aquí, ¿entonces qué necesitamos?

-Solo tenemos que levantarnos.

-pero si ya estamos de pie. Contesté, al escuchar las palabras de aquel anciano, que me parecían un poco ilógicas.

-Eso no es suficiente, muchas veces estamos de pie e incluso creemos que estamos avanzando, pero en tu corazón y en tu mente aun sigues tirado en aquel lodazal en el que resbalaste y caíste. Así que el primer lugar en donde tenemos que levantarnos, es en nuestro corazón. Cuando sientas que realmente quieres salir de este lugar, entonces ya pasaremos a tu mente. Ahí debes de convencerte a ti mismo de luchar con todas tus fuerzas para poder salir y cuando ya sientas que estás realmente listo para salir…

-Ya sé, saldré, así que eso era todo, es demasiado fácil, pensé. Pues yo sentía que quería salir de ahí y no hacía más que pensar en eso.

-No, no saldrás entonces, dijo, interrumpiendo mis pensamientos.

Yo ya empezaba a impacientarme un poco y la ira se me notaba levemente en el rostro.

Entonces, con la serenidad que lo caracterizaba, me dijo.

-Lo primero que debes tener para poder salir, es paciencia. Pero puedes estar seguro de que lo harás en cualquier momento, el tiempo que te lleve, depende de ti.

-Está bien, seré paciente y cumpliré a pie de la letra sus instrucciones.

-Va a ser difícil, no lo niego, va doler más de lo que te imaginas y hasta llegarás a sentir que el corazón se parte en mil pedazos y que te carcome el alma lentamente;

Primero: tienes que perdonar, a quien te haya lastimado, de manera directa o indirecta. Pero deberás descubrir antes, que no seas tú mismo quien se está lastimando y causando ese dolor. Es muy común que a veces le echemos la culpa a los demás, por el dolor que sufrimos, sin saber que somos nosotros los causantes de ello o, que podemos evitarlo sí nuestro propósito es superar cualquier dolor en nuestro interior. Entonces, por favor perdónate a ti primero y cuando lo hayas hecho de corazón, te vas a dar cuenta de que las personas que supuestamente te hicieron daño, no tienen la capacidad de tan siquiera causar el más mínimo sufrimiento y que cualquier dolor en nuestra alma o en nuestro corazón, por más mortal que parezca, al final lo podemos superar e incluso en algún momento llegaremos al punto de olvidar.

Y, una mañana, cuando te levantes y te mires al espejo, vas a sonreír, y será la sonrisa más hermosa que hayas visto, porque tu corazón, tu alma y tu espíritu van a sonreír contigo. Ahí te vas a dar cuenta de que ya nada te duele, que la felicidad ha vuelto a ser completamente tuya y que no necesitabas a nadie para recuperarla. Vas a sonreír, porque entenderás que todas esas noches que llorabas a solas y los días que llorabas por dentro, mientras le enseñabas al mundo una sonrisa fingida, para hacerle creer que estabas bien, tal vez valieron la pena, o tal vez no. Pero ahora son parte del pasado y solo te ayudarán a recordar, porqué debes ser feliz.

Y cuando todo eso pase, sin darte cuenta, ya te habrás levantado y salido de aquí.

-Perdón, pero nunca pregunté su nombre. ¿Podría decirme cuál es?

-He tenido muchos nombres a lo largo de mi existencia, pero la mayoría de las personas me llaman: CONCIENCIA.

miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Qué somos?





Hoy alguien me hizo esta pregunta ¿Qué somos, sí vivimos en este planeta y no estamos haciendo lo que nos gusta, lo que queremos o lo que soñamos?...
Tuve que analizar durante un buen rato y al final decidí que, para responder a ese interrogatorio tendría que responder por partes. Así que, para responder la primera parte me hice la misma pregunta, ¿Qué somos? O mejor, ¿Quiénes somos? Porque estoy casi seguro de que cada quien conoce la respuesta a ¿Qué o cómo somos? Pues sabemos que somos seres humanos y que, a pesar de nuestros comportamientos o acciones, nadie nos podrá retirar ese título, excepto la muerte. También sabemos como somos, porque a pesar de pertenecer a una misma especie, somos tan diferentes uno del otro, más, sin embargo, todos tenemos las mismas capacidades (exceptuando casos especiales) y los mismos sentimientos. Y es precisamente eso lo que nos permite diferenciarnos de los demás. Pues, de como utilicemos nuestras habilidades o, que sentimientos predominen, será la definición de cómo somos.
¿Pero alguna vez nos hemos hecho esa pregunta? - ¿Quiénes somos? -para mí, (y esto nos lleva directamente a las otras partes) deberíamos ser exactamente eso. Eso que soñamos, queremos, nos gusta o disfrutamos. Esa razón por la que nos levantamos sonrientes cada mañana, y por la que llegamos a casa con la misma sonrisa. Deberíamos ser esa persona en la que nos convertimos, cuando nos enamoramos por primera vez, cuando parecía que el resto del mundo dejaba de existir y se juntaban dos corazones, siendo uno solo. Y que tal ese recuerdo de cunado éramos pequeños y nuestro padre nos enseñaba a jugar a la pelota y, si llegábamos a caer y tal vez rasparnos una rodilla, solo decía -levántate que tienes que ser un hombre fuerte por el resto de tu vida, pero nuestra madre venia al rescate, siempre consintiéndonos con la delicadeza que solo ellas pueden tener. O aquellas madres que tuvieron que hacer el doble turno, pero jamás se cansaron, solo para vernos crecer felices.
Entonces te pregunto - ¿eres en este momento, lo que querías ser de pequeño? Tal vez soñabas con tener la profesión de tu vida, poder ser un gran artista o viajar por el mundo conociendo sus maravillas. Pero crecimos, y muchos de nosotros dejamos que la sociedad nos definiera, algunos porque no tuvimos la fe suficiente, dejamos de creer como cuando éramos niños. Otros simplemente, tuvimos que adaptarnos a la economía existente y conformarnos con lo que nos tocó.
Pero a pesar de todo eso se quién soy, sigo trabajando por mis sueños y jamás pensaré en abandonarlos, tengo claro cuales son mis capacidades, que sentimientos quiero dejar fluir y, sobre todo, que tanto puedo amar, y eso es lo que me define hoy. Así que la respuesta es: soy mi pasado, mi presente y lo que quiero para mi futuro, soy mis triunfos, mis fracasos y lo que aprendí de ellos. Soy el recuerdo de mis padres y lo que aun me falta hacer por ellos, pero sobe todo, soy lo que siempre quise, aunque no viva de la forma en que hubiese querido.

-Creo que la vida misma es un sueño, y despertamos cuando morimos. Así que hagamos que ese sueño sea como nos habría gustado que fuese al despertar.

Yackley.

martes, 4 de febrero de 2020

Todo por una sonrisa



Y te vi...
Justo cuando un rayo de luz, que como daga afilada se abría paso entre la oscuridad, esa que no dejaba ver tu rostro resplandeciente y tu sonrisa única. Sonrisa que me sorprendió y más cuando chocó con la mía y desde entonces empezaron a cruzarse con la misma libertad e intensidad con la que el viento se cruza por la montaña. Pero no era química lo que había entre nosotros, tampoco era solo atracción de momento, pues, aunque te veías hermosa, mis ojos se fijaron un poco más allá, o tal vez te miré con los ojos del alma. Creo que te pasó lo mismo, lo sé, porque tus ojos no dejaban de buscar lo míos, mientras los míos brillaban y no era precisamente por la iluminación del lugar en donde nos encontrábamos, fue tu energía que activó la mía e hizo que sintiera más ganas de vivir, como jamás había sentido. Pero no solo quería vivir. Quería vivir contemplando tu sonrisa por el resto de mis días, mientras bailamos la canción que nos gusta a los dos, y que ya la hicimos tuya y mía. Quería escribir todos los poemas que una vez imaginé y dedicarte uno cada día. Yo sabía que para eso tal vez iba tardar un siglo. Porque desde aquella vez, mi cuaderno de notas a tenido que trabajar horas extras y el lápiz que se había mantenido intacto por mucho tiempo, ya está llegando al final de su vida. Pero ambos me han confesado estar orgullosos de su trabajo. Mi cuaderno, porque jamás había llevado en sus hojas tanta poesía, y el lápiz, porque cumplió con su objetivo para el que fue hecho, crear algo maravilloso. Pero aparte de las maravillas que llevaban o que habían escrito, sabían que existía un ser aún más maravilloso y que era la inspiración de mis poemas. Que después de haber sido mis compañeros ausentes durante mucho tiempo. Ahora eran mis confidentes, los que guardaban mis secretos. Secretos que a veces me gustaría gritar a los 4 vientos. Pero que no lo hago por temor a que alguno de estos vientos se los lleve y que jamás lleguen a su destino. Es por eso que prefiero plasmar lo que siento y si algún día tuviese la oportunidad, plasmaría en tu piel cada poema creado para ti, pero lo haría en mi propio lenguaje, lenguaje que también te enseñaría. Así solo tu y yo los podríamos leer y sería nuestro secreto.
Pero claro, solo te vi una vez y ya imaginé todo esto. Temo que cuando te vuelva a ver, Neruda desde el más allá empiece a dudar de sus escritos, porque tengo la impresión de que ser poeta será mi profesión, si tan solo pudiera verte de nuevo y bailar una vez más contigo, todo sería perfecto y no necesariamente tendría que haber música, pues bailaríamos al ritmo de nuestros corazones. Estoy seguro de que el mío tocaría una sinfonía en el momento que te vea y te daría un concierto de besos... ¿O de versos? Creo que debería dejar hasta aquí, porque quizá nunca me leas y sea otro fragmento más, olvidado en mi libro de recuerdos inolvidables. Haré puntos suspensivos...

Pd. No seguiré escribiendo, a menos que sea contigo.

By: Yackley
For: D.A